viernes, 27 de julio de 2007

ISKANDAR

Era sábado cerca de las cuatro de la tarde, como de costumbre Nino López se había encargado del sancocho, Elvis Flores, el hermanazo, había llenado un tambor con cervezas, Crescencio, Cheo, Emíro y Rubén con furruco, cuatro y maracas en mano se alistaban para las parrandas decembrinas.Nos habíamos ubicado cerca del mini stadium que lleva por nombre Raquel Navarro en el sector Los Cocos, a orillas del río Caripe, el mismo que desemboca en el majestuoso y navegable San Juan. Por su parte mis compadres Millo Méndez y Víctor Flandinette, con Frank “Panchona” Pérez Vera, Ricardo Guzmán y Luís Barrios seguían con sus atarrayas esperando el próximo cargamento de guara-guara para el siguiente día.
Toda la alegría de ese comienzo de diciembre del 92, se nos vino al suelo, cuando llegó el comentario de una persona ahogada en las proximidades del balneario popular La Chorrera. Se trataba de una familia venida de Maturín. Eran los primeros rumores, al parecer era un joven conocido por sus actividades culturales.

Muy pronto aparecieron Moncho Richards y sus hermanos con una lanchita a motor, partieron primero hacia el propio balneario y luego río abajo, lo conocían de toda la vida, eran diestros en la materia de la marea… pero esta tarde había subido, quizás haría más difícil la búsqueda.
Curiosos se fueron sumando a nuestro alrededor y los comentarios ya eran más concretos se trataba de un joven de origen sirio, llamado Iskandar Alejandro. Y había participado en diferentes actividades sociales y culturales en la casa de la Cultura y en la Feria que anualmente se realiza en la Capital Artesanal de Monagas, con Fránk Velásquez Tenorio, a la cabeza y la siempre buena colaboración de la profesora Aura Elena González.

Regresaron los hermanos Richards, cansados y fatigados de tanto registrar. Pensaron que sería mejor esperar a que bajara la marea y seguir bien de madrugada. Como en efecto sucedió, encontraron el cadáver de Iskandar mucho más allá del Puerto Caripito, más bien cerca de la mina de asfalto, en Guanaco.

El domingo era el comentario obligado en los alrededores del Mercado y todos esperaban a que nuestro querido amigo Geño nos vendiera la prensa regional, para enterarnos más sobre esta nueva victima que arrastraba el Río Caripe.

El pueblo estaba de luto, el párroco Juan López Albanés resaltaba en su homilía Paz a los restos de Iskandar, pedía prudencia y sugería recomendaciones a los feligreses. Angito hacía repicar las campanas. Mientras Juan José Cabello tocaba su Ave María.

Ya en la tarde se presentó gente ligada a la cultura y al folklore de Monagas, y fueron apareciendo músicos, bailarines, cantores, trovadores, galeronistas. Asisclo Rodríguez, El Pollo de Los Morros había dado comienzo a una tanda de décimas. Y lo siguieron, La Pollita blanca es mía, Pico e plata, y otros tantos. Ángel Ortega que también deleitó con sus penas de enamorado y nuestro querido David Martínez, cuatro en mano hizo su presentación especial...

La noche llegó con ese frío decembrino tan caripteño, pero no faltaron ni el roncito, ni los cigarros y menos el café que habían preparado mis queridas amigas Mercedes García y Julia Alcalá de Caripito Arriba. Mientras las plagas, los zancudos y las palometas hacían su festín aparte con los allí reunidos. El manto de la media noche en punto, nos invitó como de costumbre a cerrar las actividades. Reinaba el Silencio, nos retiramos en Paz.

En memorian de Iskandar Alejandro Basmadji

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